domingo, 7 de junio de 2009

Maldita dulzura

Hablemos de ruina y espina
Hablemos de polvo y herida
de mi miedo a las alturas

Lo que quieras, pero hablemos
de todo menos del tiempo
que se escurren entre los dedos

Hablemos para no oírnos
Bebamos para no vernos
Y hablando pasan los días
que nos quedan para irnos

Yo al bucle de tu olvido
Tú al redil de mis instintos

Maldita dulzura la tuya
Maldita dulzura la tuya
Maldita dulzura la tuya

Me hablas de ruina y espina
Me clavas el polvo en la herida
Me culpas de las alturas
que ves desde tus zapatos

No quieres hablar del tiempo
aunque esté de nuestro lado

Y hablas para no oírme
Y bebes para no verme

Yo callo y río y bebo
No doy tregua ni consuelo
no es por maldad lo juro
Es que he de vivir del juego

Maldita dulzura la mía
Maldita dulzura la mía
Maldita dulzura la mía

Maldita dulzura la nuestra

martes, 12 de mayo de 2009

La lucha de un gigante


Dos de la tarde, salida del curro. Bajo las escaleras, salgo a la calle. Que bien sienta el aire fresco. Que calor! Un poco aturdida, no ha sido de mis mejores mañanas. Yo y mi mundo. Todo un filón para algún psicoanalista. Pensando en mis acciones surrealistas cuando me escapo de la realidad y la mezclo con mis fantasías, y en consecuencias que no lo son tanto.

Cigarrito de rigor y me monto en el coche. En la radio, la emisora que suelo sintonizar. En el coche más calor aún, y el aire roto. Casi no escucho lo que ponen. Sigo pensando. La voz de ese chico parece familiar, pero ni me paro a escuchar. Enganchan una canción con otra, sin interrupciones. Y eso me llama la atención. Es Antonio Vega. En ese momento pienso, algo ha pasado. Ha muerto.

Llego a casa, escucho la tele, enciendo el pc. Efectivamente, todos los medios se han hecho eco de la noticia. Y ese personaje flaquito, lleno de fragilidad, gran compositor e interprete, ese muchachito que hace casi treinta años le cantaba a la chica de ayer, nos dejaba, ese que marcó una etapa musical en nuestras vidas, nos decía adiós. Tristeza.

Luego te encuentras a los que dicen que no es motivo de pena, a los que piensan que es lo merecido para quienes llevan una vida de excesos, a los que opinan que una trayectoria así es una ofensa a la vida. Y yo les digo, que cada cual es libre de decidir como quiere vivir la suya. Que a veces, ni siquiera depende de una elección. Que por cada cabeza pasan miles de cosas que los demás no aciertan ni siquiera a imaginar. Pero sobre todo les digo que no juzgo a un artista por los vaivenes de su vida, sino por su obra y por lo ésta proyecta dentro de mí.

Este es mi pequeño homenaje para el tipo que tantas veces me ha hecho sentir viva.
Adiós Antonio, me quedo con tu voz.

viernes, 23 de enero de 2009

The Wall

Detrás de la gran muralla hay un paisaje precioso. Alguna vez, en muy pocas ocasiones, has logrado escalarla, has podido asomarte sobre ella y lo has visto. Ha sido increíble. Has quedado cegado por tanta belleza. Ha durado muy poco. Te has caído. Te has esforzado mucho por llegar hasta ahí y has caído.

Luchas, intentas, vuelves a intentar, escalas, te enfadas, te calmas, peleas, te vuelves a enfadar, te vuelves a calmar, buscas otro camino, te pierdes de nuevo. Ya no solo intentas escalarla, sino derribarla. Pasa el tiempo, miras hacia atrás. Ni siquiera evalúas los esfuerzos. Ni siquiera utilizas la balanza de la compensación. Sabes que no te compensaría. No quieres saberlo. Y un día te das cuenta que tu pequeño cincel es demasiado pequeño para derribar esa gran muralla. Un día te das cuentas de que te fallan las fuerzas para intentar escalarla de nuevo. Que ni siquiera depende de las fuerzas que emplees. Que no depende del tiempo invertido. Que la muralla se reconstruye a sí misma y que jamás podrá ser traspasada. No depende de tí.

Y en ese momento de consciencia sientes la nada. El vacío. Pasan los momento duros para dar paso a la desidia. La linea que no late. Esa que dentro de una maquinita te dice que has muerto.

martes, 20 de enero de 2009

First Breath After Coma

Te escondes tras tu estado catatonico, te niegas a despertar, no crees en la esperanza, pero la aparentas. No se lo que sueñas y quisiera saberlo, poco a poco entrare, por la membrana tan gruesa, que utilizas, para protegerte, tienes miedo de despertar, aparentas fortaleza, y ocultas los debiles petalos de la rosa blanca que eres, penetrare con temple tu muralla, te abrazaré.
Abre tus ojos brillantes, deja de temer, empieza a sonreir, libera a tu libido, invoca a mi espada ensangrantada, mutila a los guardias del limbo, firma en el cielo tu nombre, llena de sangre a tu enemigo y empala su cabeza en tu jardin, cree en el sortilegio de la Luna, atrapame en tu seno, llevame a las montañas de la locura, piensa en libertad.
Desliza tus calidos dedos por mis manos, tomame del brazo, llevame a tus pensamientos. Mirame, trata de llorar en mi hombro, tus lágrimas acariciaran mi espalda, conmueveme con tu llanto, abrazame.
Se que podras despertar. Tu primera respiracion, despues del coma, sera como explosiones, en el cielo. Mi alma danzara, lo hara con la tuya. Estoy esperando el dia que despertarás, para ir juntos a volar al lado de las nubes, recolectar estrellas y sentarnos en la menguante Luna, sonrieme.
Explosion in the sky

sábado, 17 de enero de 2009

Algunas reflexiones


"Reír es arriesgarse a parecer un tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Ir al encuentro de alguien es arriesgarse a quedar comprometido.
Exponer los sentimientos es arriesgarse a exponer tu propio ser.
Presentar tus ideas, tus sueños ante la gente es arriesgarse a perder.
Amar es arriesgarse a no ser amado.
Vivir es arriesgarse a morir.
Tener esperanza es arriesgarse al desengaño.
Tratar de hacer algo por todos los medios, es arriesgarse al fracaso.
Pero debemos arriesgarnos, porque el mayor peligro en la vida es no arriesgar nada. El hombre y la mujer que no arriesgan, no hacen nada, no tienen nada, y no son nada…”

viernes, 12 de diciembre de 2008

El castigo


Le supliqué que volviese. No podía soportar la idea del abandono. En el momento en el que desapareció se apoderó de mí una enorme angustia. Es la misma sensación que sientes cuando caes al vacío, e intentas encontrar desesperadamente algo que frene la caida o al menos que la ralentize y amortigue el golpe. Sientes miedo. Era mi castigo. Me había portado mal y él había actuado en consecuencia. Ahora estaba expresando como me sentía. El se desentendía de todo. Su principal máxima era no ser culpable de ningún mal ajeno. Lo que tienes te lo has buscado. Lo que te pasa solamente depende de tí. Lo que sientes es tuyo, y a mí no me vengas con historias porque yo no tengo nada que ver. Su conciencia tranquila. La mía aniquilada. Mi alma congelada y destrozada en mil pedazos que se clavaban como agujas de budú.

La desesperación se apodera de las personas. El amor propio desaparece entre palabras de súplica. La angustia se instala en tu cabeza, y no te deja pensar, no te deja actuar, no te deja reir, no te deja vivir.
Mi pecado, haber dicho algo fuera de lugar en un sitio inadecuado. A partir de ahí la tortura. Siempre tan frío, tan racional, ni una palabra mas alta que otra. Hiriéndome con la indiferencia. Todo tan desproporcionado.

Fueron días de profunda tristeza, de vacío. Días de nubes negras. Días de mucha gente a tu alrededor y de sentirte sola. Días de burbuja. De vacío que me hacía recalar más y más en el oscuro agujero de la falta de orgullo. A toda costa necesitaba ser vista. Con todos los medios a mi alcance intenté llamar su atención. Expresaba eso que en estas ocasiones tienes que tragar. Reventaba si me callaba. Era puro instinto de supervivencia.

Y volvió. Y aunque sabía que su vuelta no serviría de nada, en ese momento me reconfortó. Ahuyentó fantasmas. Desapareció el miedo. Se palió la angustia. Llegó. Pocas palabras. No había que hablar del tema. Nos quisimos, nos amamos, y se fue por el mismo lugar por el que entró. Después nada más se supo.

Y te planteas si la vuelta y posterior desaparación era parte del castigo. Y te planteas hasta donde es capar llegar el sadismo humano. Y te planteas como pueden ser tan dispares las palabras y los hechos.
Y eres consciente de todo. Eres consciente del maltrato a la mente, del maltrato al alma, del maltrato al corazón.
Y te preguntas hasta cuando. Y sigues adelante. Y aprendes.

viernes, 28 de noviembre de 2008

I don´t like...

Estar ahora mismo aquí. La hipocresía del que te sonríe para después despellejarte sin escrúpulos. La mentira. La indiferencia que te pega en la cara cuando al menos esperas desprecio. El desprecio. Los aires de superioridad. Las miradas por encima del hombro. Las otras miradas que te perdonan la vida. Los que utilizan al resto en beneficio propio. Las horas muertas. Escuchar esa música que rompe mis tímpanos. Estar en ese lugar rodeada de gente que nada tiene que ver conmigo. Los esclavos de una imagen llamativa para ser el centro de todas las miradas. Aquellos o aquellas que babean por los anteriores. El olor se ese perfume. Los cerebros vacíos. Ese bar que me provoca náuseas. Los que hablan sin parar sin decir nada. Los gritos. Los que creen saber de todo y no saben nada. Que no me escuchen. Los que no ven más allá de su ombligo. Los que se cuelgan medallas a base de méritos impropios. Esos que pretender ser continuamente el centro de atención utilizando cualquier tipo de arte que se le ocurra a su reducido intelecto. Que no me entiendas. La impotencia. El miedo que te paraliza. Que toques mis cosas. Que invadas mi espacio. Los que creen estar en posesión de la verdad absoluta. Los que no tienen dudas. La ordinariez. Que me den órdenes. La obediencia absoluta. Aquel que continuamente se baja los pantalones sin ser capaz de decir no. Los que venden su alma al diablo por subir un peldaño más en la pirámide de poder que representa la subnormalidad más absoluta. Las bajadas de mi montaña rusa. Descargar mi ira con los que menos se lo merecen. Las palabras que llegan al corazón como punzón que pica hielo descuartizándolo en mil trozos. Ese nudo que a veces no te deja respirar. Despertarme y hacerme consciente de lo que pasó ayer. El miedo a no saber continuar. No verte.