miércoles, 19 de noviembre de 2008

MARTES MUSICA

Boquiabiertos, extasiados. Sumergiéndonos en un mar lleno de peces de colores, de algas sin forma bailando al son de las corrientes submarinas, de rayos de luz atravesando superficies. Vuelos sobre montañas nevadas con los brazos extendidos, sintiendo la brutal belleza de cada una de las notas, como paisajes imposibles, para cada uno de nuestros sentidos. Así nos dejo anoche Lourdes Hernández, acompañada de sus dos músicos Charlie Bautista y Manuel Cabezalí. Así nos dejó Russian Red.

El espacio no podía ser más idóneo. Aforo muy limitado. Acústica perfecta. Voz cálida, dulce, al mismo tiempo que desgarradora, la que sale del cuerpo de esta chica tímida. A veces casi susurros. Otras, sobrepasando las notas musicales. Temas que en directo se hacen más fuertes si cabe, poderosos, tanto que logran abstraerte. Se sintió cómoda, le gustaba el lugar donde estaba tocando. Lo dijo.

Desgranó los temas de su álbum debut I Love Your Glasses, y lo aderezó con seis temas no incluidos en su disco. Gone, play on. Si he de elegir, me quedo con este. Regalo de dos bisses ante la demanda producida por el sonido de cientos de zapatos golpeando el parquet de la sala. Nunca la habían reclamado de esa forma. También lo dijo.

Le gustó nuestra ciudad, a nosotros nos gustó ella. Nos gustaron sus canciones, nos gustó su forma de interpretarlas.

El color, rojo ruso. Sin duda de una intensidad sublime.